Vidas e Historias

Vidas E Hisotiras

Comparte Historias, Anecdotas y Mas….

sábado, 24 de abril de 2010

Nunca se supo, nunca se sabrá




Nunca se supo, nunca se sabrá


Había llegado bañado en sangre, entre sonidos insistentes de sirenas, gritos desesperados, personas confundidas. Caminaba como quien perdió su rumbo, su mirada caminaba diez pasos más adelante. Le dolía cada milímetro de su piel, sus oídos le zumbaban, sentía que a su cuerpo lo atravesaban miles de dagas, dagas inquisidoras que le robaban la vida.
Dio cinco pasos, vio un par de ojos azules, la silueta de una mujer de blanco, pensó en un ángel ¿acaso sería esa la entrada al cielo? y cayó desvanecido al piso.
Cuando despertó, se encontraba en una cama que lejos de sentirse cómoda y tibia, imitaba a la cama de un fakir. Le recordaba cada espacio de dolor en su cuerpo, se imaginaba que un ser minúsculo y perverso caminaba por su piel con un cigarrillo encendido y lo iba apoyando haciéndole sentir una hoguera en su piel.
La puerta se abrió, y por ella entro una enfermera, blanca inmaculada, caminando con soltura, moviéndose con gracia y firmeza. Colocó una bandeja con jeringas, gasas, desinfectantes sobre una mesa, y dándose vueltas dijo:
Me alegro que ya esté con nosotros, todos esperábamos ansiosos y llenos de esperanza este instante.
¿Todos? pensó él, y comenzó a lanzar en medio de una tremenda extenuación, una sin fin de preguntas que nada le aclaraban.
Quiso recordar sus días previos, o sus meses previos, pero sus recuerdos se rehusaban a dejarse hallar, jugando a las escondidas en los laberintos de su integridad desintegrada.
Cómo un ave delicada, sutil, sensual, la enfermera se acercó a él, comenzó a limpiar y curar cada una de las heridas que aún no terminaban de cicatrizar. Por momentos lo miraba a los ojos, y veía que por ellos rodaban lágrimas de insolente dolor. Trataba de ser delicada, no aceptaba la idea de hacer sufrir a ese hombre que por tantos meses había estado cuidando.
Nadie en todo ese tiempo preguntó por él, figuraba como un NN, que triste pensar en ser nadie se planteo más de una vez.
Pero hoy, había dejado de ser nadie, hoy despertó a la vida, hoy se enteraría de su nombre, de su historia, de cómo llegó aquella noche a la guardia bañado en sangre, aturdido, dando tumbos, para culminar de bruces contra el suelo.
Más él no supo quien era, no pudo decir su nombre, no atestiguó sobre su historia, no hubo relatos, ni aventuras apasionantes, ni amores rotos, ni fiestas, ni celebraciones.
Su mente era una hoja en blanco, un sin número de nada, un inventario de olvidos, los desechos que prosiguen a un incendio, un cúmulo de realidades irreales, de preguntas sin respuestas, de nadas nacidas de la nada.
Nunca se supo, como llegó aquel ser a ese lugar, nunca supo quien fue, mucho menos se supo que fue de él, cuando una mañana cansado de ser nadie, dejó un hueco de ausencia, en la cama de aquel cuarto de hospital.

ALMAMÍA

Autor: Valeria Vergara
Autor de la ilustración: Valeria Vergara

No hay comentarios:

Publicar un comentario